Page 28 - Revista AFIM 121
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En Primera Persona
De un modo lógico por tanto, la discapacidad utilizada en muchos casos como elemento peyora-
tivo, ajeno a la sociedad se convierte justo en lo contrario, herramienta de aprendizaje vital pues-
to que esa diversidad funcional que ha logrado la supervivencia de la especie es tomada ahora
como elemento sospechoso o no productivo. De forma del todo errónea, pues la evolución del
grupo se basa en la eficacia de éste, la comunicación, el desarrollo, el crecimiento y la generación
de cambio y avance. La sociedad actual ha logrado dar la vuelta por tanto a la significación de la
terminología para introducir la diversidad como elemento que inmoviliza, cuando se constituye
justo como el elemento más dinámico y enriquecedor de ésta.
Convertida la diferencia en elemento estimulador y aprendizaje comunitario, conjunto, estable-
cemos las nuevas coordinadas base de un nuevo modo de entendimiento y participación social
no exclusivo, más justo y más enriquecedor como hemos señalado anteriormente, beneficiándo-
nos de las experiencias y conocimientos adquiridos por ésta de cada persona que por las par-
ticularidades de su personalidad, condición social, vivencias, género se convierte en elemento
imprescindible para el otro pues así nuestra visión se convierte en algo universal y no personal y
cerrado. Al abrir nuestra mente hacia nuevos conceptos y modos de vida provocamos el cambio
directo social que un nuevo orden necesita para convertir a toda la sociedad en una comunidad
más viva, más abierta, más saludable, que fomente la igualdad y el respeto y la convivencia tam-
bién igualitaria de toda esta diversidad que lejos de separar une, fortalece lazos y vínculos de
unión. Un cambio necesario por tanto y que tan sólo puede ser llevado a cabo de forma conjunta.
Fomentar la diferencia supone no sólo un ejercicio de justicia básica y fundamental, sino también
la elección más hábil para un mundo más heterogéneo y avanzado, más acorde con el aprendi-
zaje que el ser humano debería demostrar en el siglo actual en el que bien parece retroceder en
su concepción de los elementos básicos de supervivencia y convivencia en vez de demostrar un
avance claro en elementos como el respeto, la tolerancia, la empatía y principalmente la erradi-
cación de todo atisbo de discriminación por razón alguna. Fomentemos el cambio, posibilitemos
dicho cambio y las estrategias necesarias para que éste se produzca. Fomento de la diferencia
y del enriquecimiento personal, profesional y vital que ésta nos proporciona. Única posibilidad
de cambio, fundamento esencial y base de una sociedad no excluyente, diversa, rica, racional y
coherente. Educación en valores y a modo conjunto, tejer por tanto las redes necesarias para que
esto ocurra.
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De un modo lógico por tanto, la discapacidad utilizada en muchos casos como elemento peyora-
tivo, ajeno a la sociedad se convierte justo en lo contrario, herramienta de aprendizaje vital pues-
to que esa diversidad funcional que ha logrado la supervivencia de la especie es tomada ahora
como elemento sospechoso o no productivo. De forma del todo errónea, pues la evolución del
grupo se basa en la eficacia de éste, la comunicación, el desarrollo, el crecimiento y la generación
de cambio y avance. La sociedad actual ha logrado dar la vuelta por tanto a la significación de la
terminología para introducir la diversidad como elemento que inmoviliza, cuando se constituye
justo como el elemento más dinámico y enriquecedor de ésta.
Convertida la diferencia en elemento estimulador y aprendizaje comunitario, conjunto, estable-
cemos las nuevas coordinadas base de un nuevo modo de entendimiento y participación social
no exclusivo, más justo y más enriquecedor como hemos señalado anteriormente, beneficiándo-
nos de las experiencias y conocimientos adquiridos por ésta de cada persona que por las par-
ticularidades de su personalidad, condición social, vivencias, género se convierte en elemento
imprescindible para el otro pues así nuestra visión se convierte en algo universal y no personal y
cerrado. Al abrir nuestra mente hacia nuevos conceptos y modos de vida provocamos el cambio
directo social que un nuevo orden necesita para convertir a toda la sociedad en una comunidad
más viva, más abierta, más saludable, que fomente la igualdad y el respeto y la convivencia tam-
bién igualitaria de toda esta diversidad que lejos de separar une, fortalece lazos y vínculos de
unión. Un cambio necesario por tanto y que tan sólo puede ser llevado a cabo de forma conjunta.
Fomentar la diferencia supone no sólo un ejercicio de justicia básica y fundamental, sino también
la elección más hábil para un mundo más heterogéneo y avanzado, más acorde con el aprendi-
zaje que el ser humano debería demostrar en el siglo actual en el que bien parece retroceder en
su concepción de los elementos básicos de supervivencia y convivencia en vez de demostrar un
avance claro en elementos como el respeto, la tolerancia, la empatía y principalmente la erradi-
cación de todo atisbo de discriminación por razón alguna. Fomentemos el cambio, posibilitemos
dicho cambio y las estrategias necesarias para que éste se produzca. Fomento de la diferencia
y del enriquecimiento personal, profesional y vital que ésta nos proporciona. Única posibilidad
de cambio, fundamento esencial y base de una sociedad no excluyente, diversa, rica, racional y
coherente. Educación en valores y a modo conjunto, tejer por tanto las redes necesarias para que
esto ocurra.
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