Page 27 - Revista AFIM 121
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En Primera Persona

LA DIFERENCIA
Ana Vega

Vivimos en un mundo que ataca la diferencia, la sociedad actual necesita establecer normas fi-
jas, categorías en las que incluir que sin embargo excluyen, la hipocresía nace como la base fun-
damental de un sistema del todo obsoleto. La diferencia sin embargo enriquece, fomenta el
crecimiento, la diversidad nos enriquece como individuos y también como sociedad lejos
de anclarnos en una normativa que nos trata como objetos clasificables y no como seres huma-
nos. Es por tanto ésta, una humanidad del todo deshumanizada.
El lenguaje puede convertirse en arma y también defensa o ataque. Por tanto debemos ajustar
su uso y llevar a cabo dicha tarea con total precisión. Cuando hablamos de discapacidad cercena-
mos de un modo directo las capacidades del otro, categorizamos de un modo inexacto y en cier-
tas ocasiones peyorativo. La historia de la humanidad avanza gracias a la diversidad funcional
(en todos los sentidos) que ha logrado la supervivencia de ésta. Diversidad de conocimientos,
de habilidades de unos y otros, de unas y otras, que nos han conducido hasta aquí. Es necesario
recordar algo tan básico como que si la humanidad entera no disfrutase de diversidad funcional
alguna, la propia evolución sería inviable. Por tanto, convertir la diferencia en hallazgo y tam-
bién en herramienta generadora de cambio (positivo y vital) transforma de un modo automáti-
co nuestra percepción de la realidad y a su vez la diversidad de realidades que encontramos a

nuestro alrededor. Pensemos que a lo largo de la historia el
ser humano ha perfeccionado su supervivencia a través del
aprendizaje conjunto, la observación y aplicación de lo que
ve en su entorno, también de la experimentación, por tanto
hablamos siempre de algo nuevo que parte de un cambio
generado a partir de una nueva capacidad o habilidad que
se perfecciona. Aprendemos de forma conjunta no sólo indi-
vidual, la colectividad empuja el cambio y logra el avance a
través del aprendizaje grupal, si sesgamos dicha posibilidad
el progreso se detiene, la sociedad no avanza. Cada indivi-
duo se convierte por tanto en herramienta de cambio, avan-
ce, mejora.

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