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Ángeles Blanco, responsable de derechos y asesoría jurídica de Confederación ASPACE
“La creación de un patrimonio protegido
en favor de las personas con
discapacidad es un elemento
tranquilizador para las familias”
Ángeles Blanco, responsable de derechos y asesoría jurídica de Confederación ASPACE
El hecho de que en una familia o en un entorno cercano viva una persona con discapacidad
genera una serie de preocupaciones tanto presentes como futuras. No solo de índole sanitario
sino también económico. Son casos en los que los progenitores o tutores se plantean qué hacer
para que esa persona pueda desarrollar su proyecto personal y pueda hacer frente a todas las
necesidades que puedan surgir.
Una forma de hacerlo es a través de la figura del patrimonio protegido, es decir, la constitución
de un conjunto de bienes vinculados a la satisfacción de las necesidades vitales de las personas
con discapacidad.
Para Ángeles Blanco, responsable de derechos y asesoría jurídica de Confederación ASPACE,
“su manejo es difícil, pero mucho menos de lo que las personas con parálisis cerebral y sus
familias piensan. Las ventajas son tan importantes, que apoyamos extensivamente su uso”.
¿Qué impulsa a alguien a crear un patrimonio protegido?
El patrimonio protegido es “una hucha” para satisfacer las necesidades presentes y futuras
de las personas con parálisis cerebral [y personas con discapacidad en general]. Esa “hucha”
además tiene unas características muy particulares porque en ella caben todo tipo de bienes,
desde dinero, vehículos, pisos, acciones, por poner destacar algunos ejemplos prácticos.
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