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Taller Huerto Urbano

Desde el pasado otoño, Fundación AFIM trabaja dos parcelas, que volverán a estar a pleno
rendimiento cuando la situación provocada por el covid-19 se normalice.
Cada dos semanas, el grupo de participantes del taller Huerto Urbano solía desplazarse hasta
el huerto donde José Saez, uno de los voluntarios de esta actividad, los esperaba en la parada
del autobús. Y de allí, a "trabajar" al huerto en todas las labores que conlleva esta tarea tan
ardua pero a la vez gratificante.
Pilar Martínez y Manuel Pérez son los otros dos voluntarios que están "al pie del cañón", ver-
daderos protagonistas de la continuidad y gran alcance que está teniendo esta actividad.
Sin embargo, esta cosecha no es lo más importante del taller Huerto Urbano. Los chicos de
Fundación AFIM están aprendiendo "el valor del esfuerzo y el trabajo junto con conocimientos
básicos de horticultura, lo cual activa su autonomía y la actividad física".
En una situación normal, las actividades en el huerto se complementan con las del aula, don-
de se trabajan los aspectos teóricos, se lleva un diario del huerto y se realiza un fichero de las
distintas variedades de hortalizas, plantas y flores que poco a poco irán configurando este
huerto. Y estas fichas las guardan en los scrapbooks que están elaborando en el taller Creati-
vo. En definitiva, son talleres transversales.
Y mientras llega esa situación de normalidad, los chicos han llevado el huerto a su casa. Una
actividad que, con paciencia y siguiendo las fases que han recibido en las instrucciones, da sus
frutos. "De las lentejas ¡han pasado a los aguacates!", comenta Elena, psicóloga y monitora de
talleres en Fundación AFIM Valencia. ¡Enhorabuena a todos!

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