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Se compaginan con una sesión semanal de estimulación cognitiva de forma online
horas, cuando nos vamos a un parque cercano a la universidad a hacer un desayuno a media
mañana. Estamos al aire libre, aunque seguimos respetando todas las medidas sanitarias. Es
bueno para ellos que sigan estando en contacto todo el grupo”.
El servicio de transporte que Fundación AFIM ofrece a sus usuarios solo puede ocuparse al
50%, por lo que “damos prioridad a las personas que tienen mayores dificultades de movilidad.
Del grupo, seis de ellos vienen por sus propios medios hasta que se nos permita ocupar todas
las plazas como ocurría en el pasado”.
Algunos de los antiguos usuarios no han podido reincorporarse, “unos porque todavía
tienen miedo a volver a sus antiguas costumbres, otros porque en su familia hay alguien con
inmunodeficiencias y no pueden venir”.
Antes de entrar en la delegación
La seguridad, nuestra prioridad. Por eso, antes de entrar en la delegación, “María, nuestra
monitora de talleres, les toma la temperatura a todos y les proporciona gel hidroalcohólico,
se desinfectan previamente los zapatos en unas alfombrillas y ya pueden acceder al interior”,
explica Toñi García. Posteriormente dejan sus zapatos en un espacio destinado a ello y, tras
ponerse otros que cada uno tiene en la delegación y una bata, entran en el aula. “Esta habitación
es la más grande de la delegación y no hay nada del exterior. Hay cinco mesas grandes ocupadas
por dos chicos cada una de ellas, con su propio material, exclusivo para ellos, no se comparte”.
Esta zona se desinfecta por completo entre un turno y otro, mientras todos ellos están
almorzando en el parque. “Durante este período de tiempo, ellos tienen que traerse una botella
de agua de su casa y también una fiambrera con su nombre, para evitar confusiones”.
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