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Editorial
¡Gracias!
Desde hace más de tres meses, la lucha contra la Covid-19 en España y en todo el mundo
no cesa. De una u otra forma, todos los españoles se ven afectados por esta crisis sanitaria y
social sin precedentes. Cada uno con su realidad y su problemática derivada de sus circuns-
tancias personales.
Los más afectados se alzan una vez más en la figura de los mayores, especialmente vulnera-
bles a este virus, solitarios en sus hogares o tristemente comprometidos en las residencias,
olvidados en un sistema desbordado por la falta de material y de recursos.
El coronavirus también se ha cebado con cientos de miles de personas que se han quedado
sin ingresos tras haber perdido su trabajo o que se han visto afectadas por un Expediente de
Regulación de Empleo (ERTE). Nuevas familias en apuros económicos o veteranas en la pobre-
za, que no pueden subir a sus hijos al carro de la educación online. Golpeadas doblemente por
esta crisis sanitaria.
Una mención especial en estos peligrosos días que nos toca vivir merecen los profesionales
sanitarios que han combatido y combaten en primera línea contra la covid-19. Con escasez de
medios ante una enfermedad absolutamente desconocida, sin equipos de protección y alta-
mente golpeados por los contagios. Por ello, han sido premiados con el Princesa de Asturias
de la Concordia 2020, un galardón que nos gustaría extender a otros colectivos que trabajan
codo con codo junto a ellos. Son los celadores, conductores de ambulancias, farmacéuticos,
trabajadores sociales, psicólogos; todos ellos también al pie del cañón.
Tampoco podemos olvidar a los que han facilitado los bienes y servicios básicos, para que no
nos faltara de nada cuando debíamos estar confinados en nuestros hogares; personal de su-
permercados, transportistas, al sector de la energía y las comunicaciones, cuidadores, personal
de residencias y otros muchos sectores a los que hay que estar tremendamente agradecidos.
Finalmente, los de siempre, los voluntarios, que han hecho la compra a los mayores para que
no salieran a la calle, se han sentido acompañados y queridos.
A todos ellos nos gustaría dedicar nuestro más sincero agradecimiento por su valentía, su
increíble labor y su dedicación. ¡Gracias!
Desde Fundación AFIM hemos tratado de continuar en la medida de lo posible con las activi-
dades dirigidas a nuestros usuarios. No se trata tanto de continuar con las labores formativas
como de cuidar a nuestros chicos, a nuestros mayores y a sus familias. Trabajar con colectivos
vulnerables es una responsabilidad enorme y ahora más que nunca nos necesitamos todos a
todos.
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